Osprey Publishing, 1996. ― 98 p.― (Ejercitos y Batallas 65).
Orígenes de la guerra, 1809
Tras las victorias de las campañas de 1805, 1806 y 1807, Napoleón Bonaparte se encontraba en el cénit de su poder. Toda la Europa continental había sido testigo de la fuerza de su espada; ahora, su única espina era Gran Bretaña, que continuaba financiando y animando las intenciones agresoras de sus enemigos. Para reducir la influencia británica y destruir su economía, Napoleón introdujo su Sistema Continental, prohibiendo el comercio de productos británicos a escala europea. Portugal, vieja aliada de Gran Bretaña, se declaró neutral durante las disturbios europeos, aunque facilitó de muy buen grado el acceso de buques británicos al puerto de Lisboa. Pero, a finales de noviembre de 1807, se cerró el cerco, al ser ocupada Portugal por Napoleón, con ayuda española.